Mujer fuerte

La gente ha decidido que gobierne el PP y lo está haciendo. Asistimos al cambio de cejas y sermones, vuelve España y la austeridad, se acabará con los liberados, el relativismo moral y la alianza de civilizaciones. Mariano Rajoy se ha rodeado de mujeres fuertes, no las ocho de la Biblia, pero por lo menos tres, entre las que destaca María Dolores de Cospedal, reina de maitines, lectora de Virginia Woolf, como la Esther del libro del mismo nombre, bella de talle y hermosa de parecer, con un discurso duro, claro, un lenguaje directo, sin metáforas. La generala secretaria del nuevo politburó, ha vuelto de Sevilla muy altiva, con cierto gesto fraguista, porque le han dado todo el poder del aparato. Viene tan crecida, que ni siquiera reconoce la purga que le han hecho en el cónclave a González Pons y que lo van a poner de maniquí en los escaparates de Génova para anunciar trajes de Milano.

Ayer por la mañana María Dolores anunció en Espejo Público, de la larguísima Susanna Griso, que no hay campaña del PP contra los sindicatos, aunque les culpó de no defender a los parados. Es que en la cocina verbal de los partidos, la derecha española se ha adueñado de las recetas y del diccionario. Toma decisiones trascendentales en el mercado de trabajo e impulsa reformas radicales que afectan a los derechos de los trabajadores. Mariano Rajoy en un discurso sincero, riguroso, de hombre de Estado, ha proclamado que están aquí para gobernar y en todo instante ha usado un lenguaje moderado porque, como él mismo ha reconocido, los obstáculos no se retiran con discursos encendidos.

Mientras el presidente del Gobierno no se sale de su estilo centrista, algunos dirigentes participan en descarnada campaña de desprestigio contra los sindicalistas a los que se retrata en cruceros de lujo pidiendo las tres clases de agua mineral, junto a su tercera esposa como los describió Tom Wolfe. Aquí en España, los sindicalistas no se parecen ni a los neoyorquinos ni a los piqueteros bonaerenses, de momento; más bien responden al retrato que hacen los Puretas del Caribe, en sus chirigotas: «Meter barriga / mover el culo/ y nunca soltar el vaso tubo».

A pesar de las burlas no creo que ni el Gobierno ni el PP deberían desairar el primer aviso de la calle, antes de cumplirse los dos meses de su mandato. Los sindicatos y la poca izquierda que queda definen la reforma laboral como injusta e ineficaz. Otros la califican de asiática y afirman que lo que está haciendo el PP es un ajuste ideológico. Tienen mayoría para hacer lo que quieran, pero que no olviden que la guerra va a ser larga; esto sólo es el paseíllo; en los próximos meses quizás tengan que aumentar las plantillas de antidisturbios. Y que María Dolores deje su gesto altivo y aprenda de la humildad mariana.